Me ocurre una cosa curiosa con estos roscos, es que cuando como uno no paro. No soy de muchos dulces, pero he de confesar que estos me pierden.
Menos mal que esta vez me ha dado cantidades, porque suele dármelas a ojo. Unos roscos ideales para desayunar, merendar, regalar y que bien tapados duran como una semana; aunque en mi caso menos. Estos roscos son tiernos al morder. En mi familia los solemos comer en cualquier época del año, hasta en la playa, ¡si nos vierais!. Pero he visto (y no lo sabía), que también por algunas zonas de España son típicos de Semana Santa.
Esta es una receta familiar, así que hay que guardarla como oro en paño.
Ingredientes:
-1 kilo de harina.
-24 cucharadas de leche.
-24 cucharadas de azúcar.
-24 cucharadas de aceite de oliva virgen extra.
-1 sobre de levadura.
-4 huevos.
-Azúcar y canela para rebozar.
-La ralladura de un limón grande.
Preparación:
En un bol agregamos los huevos, el azúcar, ralladura de limón, la leche y el aceite de oliva. Batimos todo muy bien con varillas. A continuación añadimos la levadura, vamos moviendo. Agregamos poco a poco la harina tamizada sin dejar de mover, hasta que se liguen bien todos los ingredientes.
Hay veces que queda un poco pegajosa, si quedara así trabajamos con las manos, un poco más la masa en una superficie plana y añadiendo un poquito más de harina; hasta que se nos despegue de la mano.
A continuación y sin reposar la masa, cogemos un cachito de masa y vamos haciendo bolitas. Con el dedo pulgar apretamos en el centro y le hacemos un agujero, abrimos un poquito para darle forma.
En un plato pondremos el azúcar y la canela al gusto.
Ahora toca freír nuestros roscos en aceite caliente y limpio. Conforme vamos friendo vamos rebozando en caliente en azúcar y canela, para que la tome bien y se quede pegadito alrededor. Si lo hiciéramos en frío se despegaría.
Fuente: De nuestra madre, mejor dicho de la artista de nuestra madre:
¡¡¡ Guapa!!!