Ayer el paseo vespertino tenía un objetivo: la flor del hinojo. Estos días sus minúsculos ramilletes comienzan a abrirse y mostrar su color amarillo y su aroma anisado. Una vez secos separo las ramitas de los corpúsculos aromáticos que guardo para su uso: aromatizar panes y galletas y algunos postres y dulces.
La idea de acompañar a las grosellas surge de la abundancia de estas, gracias a esos intercambios amistosos de productos de la tierra, y de la lectura de uno de esos libros que he colocado en el anaquel de los elegidos, La enciclopedia de los sabores de Niki Segnit, no es un recetario al uso sino una celestina de los aromas, en él marida singularmente 99 sabores, no sólo los empareja sino que los combina y permuta, la sorpresa está en sus páginas y… en este sorbete.
Ingredientes:
- 1800 g de grosellas
- 600 g de azúcar
- 1 cucharadita de flor de hinojo o “polen de hinojo”, (al gusto)
Elaboración:
1. Triturar el azúcar con la flor de hinojo en la batidora eléctrica de vaso.
2. Lavar y asear las grosellas.
3. En un cuenco y con la mano del mortero romper las grosellas. O romperlas con dos o tres golpes de aspas en la batidora eléctrica de vaso.
4. Añadir el azúcar y dejarlas macerar durante dos horas en la nevera.
5. Colarlas por un colador chino y presionar con la mano del mortero para obtener todo su jugo. Y congelar en un recipiente hermético.
Nota:
La flor de hinojo te permitirá aromatizar a anís muchos platos. Se conserva fácilmente.