La yema mejida fue en mi infancia, cuando ser llamado tirillas era decir verdad, la aportación materna y desesperada para superar mi delgadez. (En el corral había vacas y gallinas, lo que lo hacía más fácil.) También en los reveses catarrales o gripales tomaba yema mejida para su alivio. En ambas ocasiones forzado lo ingería.
A pesar de todos sus esfuerzos sigo siendo delgado y con el tiempo he superado el síndrome de la yema mejida. Ahora, ya adulto, este consuelo lo busco preparando esta torrija.
Ingredientes:
Para las torrijas:
- Una fabiola (barra de pan bregado o candeal)
- 500 cc de leche
Para la yema mejida:
- 100 grs. de azúcar
- 5 yemas
Para rebozar:
- 5 claras
Para freír:
- Aceite de oliva virgen extra
Para la manzana caramelizada:
- 2 manzanas Golden o Reineta
- 40 g de azúcar
- Semillas de anís o hinojo
- Azúcar moreno para quemar
Procedimientos:
Separar las claras de las yemas. Mezclar las yemas con el azúcar. Reservar las claras en la nevera.
Hacer rebanadas de 2 cm de una fabiola asentada. Templar la leche, añadir a las yemas azucaradas y remover, y embeber las rebanadas de pan. Atemperar y enfriar en nevera.
Pasar por las claras batidas.
Y freír en abundante aceite de oliva.
Pelar y cuartear las manzanas. Espolvorear con las semillas de anís o hinojo y el azúcar. Cocer con las microondas en un recipiente adecuado durante 8 minutos. Chafar.
Presentación:
Sobre la torrija posar una cantidad de puré de manzana, espolvorear con azúcar y quemar con un soplete.
Nota: la torrija no lleva especias. La manzana lleva aromas anisados, los mismos que ella tiene cuando está madura. En esta última la foto está acompañada del sorbete de grosellas.
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