Potaje de semana santa

Esta es mi forma de ver el potaje que, aunque no se separa demasiado del recetario tradicional, le he incorporado un par de trucos que lo hacen irresistible.

Esta receta es muy típica de la Cuaresma, en especial el día de Viernes Santo, pero puede comerse cualquier día del año, porque está exquisito. Os voy a contar cómo lo preparo yo, porque, a pesar de que no me desvío en absoluto del recetario tradicional, hay un par de aspectos que me resultan importantísimos para que nos quede realmente delicioso.

Ingredientes

  • 400 gr. de garbanzos congelados
  • 1 cebolla
  • 1 patata grande o 2 medianas.
  • 250 gr. de espinacas tiernas (baby)
  • 100 gr. de bacalao
  • 250 gr. de tomate triturado
  • 1 hoja de laurel
  • pimentón de La Vera (mezcla de picante y dulce al gusto)
  • aceite de oliva virgen extra
  • sal

Preparación

El hecho de utilizar los garbanzos congelados es sencillamente porque vienen recién recolectados, y no es preciso dejarlos a remojo la noche anterior, pero esto también va en gustos.

Pelamos y picamos la cebolla, y la ponemos en una sartén con tres cucharadas de aceite de oliva virgen extra a fuego medio bajo y le añadimos la sal para que la ayude a reblandecerse. Bajamos el fuego y echamos el pimentón y el tomate. Volvemos a subir el fuego y, cuando veamos que el sofrito esté en su punto, añadimos el bacalao, le damos unas vueltas con la cuchara de palo y apagamos el fuego.

Ponemos agua en un puchero calculando las raciones (que en nuestro caso serán 4, con lo que necesitaremos más o menos un litro), junto con la hoja de laurel. Cuando rompa a hervir, le añadimos los garbanzos y la patata cortada en trozos grandes y dejamos que cuezan unos diez minutos. Retiramos el laurel y añadimos el sofrito con el bacalao.

Dejamos cocer, removiendo, unos cinco minutos más, añadimos las espinacas y después de remover, apagamos el fuego y dejamos reposar. De esta manera las espinacas quedarán muy verdes y muy naturales.

Opcionalmente se pueden añadir un par de huevos cocidos y troceados para la presentación y, como veis, en poco más de quince minutos tendremos un magnífico potaje de vigilia.