¡Toma ya! ¿Será por título? Jajaja.
He decidido crear esta receta después de mucho darle vueltas y he de decir que estoy muy contenta con el resultado. Fuimos cuatro los degustadores y a todos nos encantó. Una de ellas era mi amiga Vicen, que siempre está dispuesta a probar cosas nuevas y a la que da gusto invitar porque siempre le parece bien todo lo que le preparo.
La focaccia ya la había preparado antes. La receta es la misma, sólo que en esta ocasión le he puesto queso grana padano y he cambiado el orégano por un buen puñado de hierbas provenzales.
Ingredientes:
-240 ml agua




-4 cucharadas de azúcar
-vino de oporto
-sal
-aceite
-sobrasada
-4 huevos
-4 lonchas de queso havarti
Preparación:
Mientras que la panificadora cumplía con su función yo me dediqué a las cebollas caramelizadas. Las pelé y corté en juliana, las puse en una sartén con un poco de aceite y sal y las tuve dorando y pochando hasta que estuvieron blanditas. Luego agregué 4 cucharadas de azúcar y, después de removerla bien, un chorro de oporto. Lo dejé reduciendo y caramelizando hasta que quedó a mi gusto. El olorcito riquísimo impregnaba la cocina y la casa entera.
Una vez terminada de amasar la focaccia y para poder presentarla mejor, repartí la masa en porciones individuales y las dejé reposar un poco antes de hornearlas.
Una vez fuera del horno, pero aún calientes, las unté con sobrasada.
Freí los huevos y los dispuse por encima.
Cubrí con una loncha de queso havarti.
El topping final fue la cebolla caramelizada al oporto.
Un golpe de horno para que se fundiera el queso.
Y emplatar.
En el corte podéis apreciar cómo salía la yema y lo impregnaba todo . Sólo de acordarme babeo de nuevo, jajaja.
Espero no haberos aburrido con tanta foto, pero me apetecía que quedara claro todo el paso a paso y, sobre todo, que os haya gustado tanto como a nosotros.