Esta receta quiere ser tanto una receta como un rescate. La achicoria tostada es ahora desconocida por unos y olvidada por otros, pero durante los años de la posguerra y “los 25 años de paz” formó parte de la vida cotidiana de los españoles. O sustituyó al escaso café o se utilizó para adulterarlo.
La achicoria está relacionada con mi pueblo, con mi familia y mis juegos infantiles, y es la circunstancia por la que escribo recetas en “la red”. En mi pueblo había más de media docena de secaderos de achicoria, ahora todos desaparecidos, mi abuelo materno y tíos paternos cultivaban esta raíz, un tío-abuelo tenía el secadero de achicoria “La reina”, y en sus ruinas jugué de pequeño a las espadas y al escondite, y en el desván de sus oficinas había cientos de pequeños cuentos de Calleja que regalaban con el paquete de achicoria. Y por último, la primera receta que escribí fue un helado de achicoria.
Con ella he hecho pan, bizcochos y galletas, salsas, cremas, helados y tartas.
La infusión:
Tiene un agradable sabor tostado, dulce y amargo a la vez. No tiene cafeína, no es estimulante, no perturba el descanso, no impide dormir la siesta o conciliar el sueño nocturno.
Ingredientes:
Agua y achicoria tostada (molida o soluble)
Y opcional: leche y azúcar
Utensilios:
Estameña, cafetera italiana, cafetera de embolo, cafetera con papel filtro, cualquiera de ellos es útil. Y por supuesto, la taza más bonita o que más te guste.
Elaboración:
Similar a otra infusión. Calentar el agua en donde infundir la achicoria el tiempo adecuado y que a ti te guste. El tiempo de infusión es de unos cinco minutos. Con una o dos veces que lo hagas encontrarás el resultado a tu gusto.
Y preferencias personales:
Casi todos los días tomo una infusión de achicoria, a media tarde, después de la siesta, con leche calentita en invierno. Y en verano con leche fría, recién salida del frigorífico, con achicoria soluble: no tiene ninguna dificultad para disolverse. Siempre sin azúcar.
Me gusta y os gustará. Sola o con leche. Con o sin azúcar. Puedes tomarla en el desayuno, después del almuerzo o cena, en la merienda, o en cualquier momento.
(Otras veces tomo un buen té).
Galletas con achicoria tostada y cacahuetes
Ingredientes:
– De la masa de leche condensada. Variación 5
- 200 g de harina tamizada
- 400 g de leche condensada, un bote pequeño
- 100 gr. de mantequilla fundida
– Del relleno y los aromas:
- 10 g de achicoria tostada molida, o 5 g de achicoria tostada soluble (en esta ocasión achicoria tostada molida), o una cucharada colmada.
- 100 g de cacahuetes (en esta ocasión fritos y con sal)
Elaboración:
1. Trocear los cacahuetes por la mitad.
2. Moler en el molinillo manual o eléctrico la achicoria tostada (que ya está molida) para que quede como polvo fino.
3. Mezclar los ingredientes en un cuenco con una cuchara de madera, por orden: la leche condensada, la mantequilla fundida y la harina con la achicoria molida, hasta formar una masa. Añadir los cacahuetes.
4. Con una boleadora, o cuchara de helados, hacer pequeñas bolas sobre papel vegetal, y dejar espacio entre ellas ya que con el calor crecen.
5. Enhornar y cocer a 180º durante unos quince minutos. Dejar enfriar.
Comentarios a las galletas:
Están elaboradas con dos ingredientes que apreciarás fácilmente: la achicoria con sus aromas tostados y el cacahuete con su identificable sabor, tan rico e intenso.
La masa de leche condensada requiere de dos minutos para su elaboración, ¡qué más se puede pedir! Y tiene una anotación: “variación 5”, que está relacionada con las distintas variaciones en las galletas que voy haciendo.
La cata de los compañeros de trabajo “ha sido totalmente satisfactoria”, por el pasillo, sus peticiones me han asaltado. Así que no hay escusas: ¡ánimo, probad a hacerlas! Y buena merienda.
La postal de abajo me acompaña en la cocina. La marca ya no existe. El pueblo es donde nací.
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