Una copa para merendar

Apetecible y prohibida (como casi todo en la vida)

“Un árbol frutal extraordinario”. Los árabes y los griegos definían con esta halagadora frase al plátano, cuyas propiedades beneficiosas para la salud se conocen desde hace miles de años.En la India recibía el nombre de “la fruta de los sabios”, ya que, según una antigua leyenda, los más insignes pensadores hindúes meditaban bajo su sombra mientras comían de su fruto, símbolo de fecundidad y prosperidad. 

Esta tarde me vino a la memoria recuerdos de mi infancia. Las meriendas que nos daba mamá cuando pequeños. Siempre protestábamos por todo y solíamos comer mal así que se esforzaba por darnos cosas de alimento.

Esta es una de las comidas de mi infancia que recuerdo con más cariño y cuando nos la daba para merendar, no faltaba nadie a la mesa, todos esperábamos nuestro turno.

Sí, ya sé, pensais que es un postre que engorda mucho, ¿por qué, por la leche condensada? tampoco lleva tanto. Y como no lo vamos a tomar todos los días.

De ahí  lo de prohibido.

Yo solo os digo que disfruté como una enana recordando viejos tiempos y saboreando la merienda más rica del mundo.

Ingredientes:

– un plátano

– 2 galletas María hojaldrada

– medio limón exprimido

– 2 cucharadas de leche condensada

Preparación

Pelamos el plátano y lo chafamos con un tenedor, añadimos el limón exprimido y una de las galletas trituradas. Removemos bien e incorporamos la leche condensada fresquita.

Guardamos en el frigo hasta momentos antes de servir, en ese instante ponemos por encima la otra galleta triturada y un hilito de leche condensada.

Si pusieramos la galleta y metieramos en el frigo, se pondría mania y gusta que cruja al masticarla.

No os creais que por llevar leche condensada está muy dulzona, también lleva zumo de limón.

Espero que la probeis y os guste.