Ruffles onduladas

No, no se trata de ningún nuevo lanzamiento de patatas fritas con un nuevo sabor… y es que después de la oleada que hemos “sufrido” durante los últimos tiempos por parte de las compañías de Snack, con su insistente cabezonería en inundar el mercado con miles de productos diferentes de diferentes sabores, colores y olores… tengo que volver al pasado: patatas Ruffles Onduladas NORMALES: Sin sabores, sin colores. Sin olores.

Sí, sin olores. No nos engañemos. Los consumidores nos orientamos muchas veces por el olor… y a veces es muy desagradable abrir una bolsa de patatas con sabor a “no se qué” y que huela a cualquier cosa menos a ese fantástico sabor que nos quieren vender, y por supuesto, mucho menos a patata. Parece que a veces el fabricante olvida el producto básico, la patata, para incidir en el sabor, el cual a veces, se queda bastante lejos de la realidad.

Estas patatas fritas, con muchos años ya a sus espaldas, son, para mi gusto las más tradicionales de todas, porque ¿quién no conoce estas patatas onduladas con sabor a patata? No se necesitan muchas palabras para definirlas; son simplemente, geniales, únicas. Es un placer llevarse una de estas patatas a la boca, siempre en su punto justo de sal, en su punto justo de sabor y siempre crujientes, algo por cierto, realmente importante. Porque… ¿qué sería de una patata si no fuera crujiente? ¿Y más todavía siendo ondulada?

Hablemos de su ondulación. Para mi, dos datos importantes. El primero: no son planas. Una patata plana (o todas del mismo tamaño), no dice nada… demasiado sencillo para el consumidor quizá. El segundo: esa “división en rayitas” de la patata. ¡Qué gozada poder comerse una patata rayita a rayita! ¡Disfrutar así de este tan Pasajero placer!… Pasajero si, porque las bolsas, que es quizá la única pega, no contienen demasiada cantidad de patatas, aunque el único consuelo que queda para esto, es que todas las compañías de Snack tienen similares formatos.