Pan blanco

Con una miga inigualable, fácil de hacer y francamente... no tiene color con el pseudo pan que nos venden en la mayoría de supermercados.

No salgo de las masas, pero es que me están provocando adicción!! Es lo que tiene la comodidad de la panificadora (desde aquí, de nuevo, gracias a Kanela y limón por hablar de las maravillas de la pani, porque me ha descubierto un mundo! y a mi madre, claro, por costearme el capricho, que me la regaló ella) 

Os traigo, un pan muy sencillito, pero que nos ha encantado, con una miga espectacular, me da a mi que este pan para mojar salsa es el perfecto!
Yo hice de varios tamaños, unos los aprovechamos para la cena, y los pequeñitos los congelé, y cada noche, antes de irme a dormir, descongelo un par de ellos, y al día siguiente preparamos unas estupendas tostadas para desayunar que nos hacen empezar el día con buen pie. Espero que os gusten.
Ay, antes que me olvide, la receta la saqué de un blog estupendo en el que he fichado muchísimas recetas ya de panes y masas, es el blog de Elisa y os lo recomiendo totalmente.

Ingredientes:

  • 350 ml de agua tibia
  • 550 gr de harina de fuerza (yo Mercadona)
  • 2 cucharadita de postre de azúcar
  • 2 cucharaditas de postre de sal
  • 25 gramos de mantequilla (yo puse margarina)
  • 1 sobre de levadura de panadería Maizena

Vamos a amasar, o en este caso, a panificar.


Ponemos en la panificadora el agua, y encima la harina de fuerza, la sal (en un huequito abajo), el azúcar, la margarina, y en el centro de la harina, hacemos un pequeño volcancito y ponemos la levadura. Importante que no se mezcle la levadura con la sal!

Conectamos el programa de amasado, en mi caso el 7, durante 15 minutos.
Sacamos de la panificadora y ponemos la masa en un bol ligeramente enharinado.
Tapamos y dejamos levar durante aproximadamente 1 hora.

Pasado este tiempo, ponemos la masa en una superficie enharinada, la amasamos de nuevo ligeramente, cortamos las porciones de los panes que queramos hacer y los ponemos sobre una base de papel de horno, y los volvemos a dejar levar, aproximadamente 30-40 minutos.
Si queremos hacerles unos cortes al pan sobre la superficie, para que queden marcados, es el momento.

Pasado el tiempo del levado, precalentamos el horno a 190º espolvoreamos una pizca de harina sobre cada pan y horneamos durante 40 minutos aproximadamente.
Durante este tiempo, yo abrí el horno un par de veces y lo rocié con agua en spray.

Cuando esté dorado, sacamos y dejamos enfriar en una rejilla. Y ahora (si aguantáis) dejamos templar para probar.

Yo, obviamente, no aguanté y estando aún caliente tuve que darle un pellizquito a uno. Me recordó al sabor de pan, el de verdad, no el que nos venden ahora. Por no hablar del olor que quedó en casa. Yo estaba en la cocina a lo mío, y Pablo en el ordenador, y vino voluntario (y esto no ocurre a menudo) a ver qué se estaba cociendo, porque le llegaba el olor.

Un primer plano del corte.

Como digo, congelé los sobrantes, y nos han acompañando en los desayunos de esta semana.

Con mantequilla y mermelada de fresa, y un buen cafetazo de los que me prepara mi troll, no se puede empezar mejor el día.
Buen provecho.