A los niños les encantan las hamburguesas, de cualquier carne, de pollo, de ternera, de magro de cerdo, hasta las de Mc Donald s que cualquiera sabe de qué estarán hechas. Y ahí sí que me pongo firme en intentar enseñarles lo que pienso que deben comer. Creo que en los colegios hay una asignatura pendiente que es la de Cocina y que les vendría muy bien a todos nuestros hijos porque la Cocina es Salud, es Cultura y es un intercambio de costumbres que nos acerca a todos.
Así en estas hamburguesas que os traigo hoy intenté hacerle ver a mi hija Helena de 11 años que había sustituido el ajo que se suele poner al filete ruso por una bechamel para que percibiera el gusto del lácteo y la suavidad que proporciona el añadirla. También hablamos de la diferencia entre croquetas y hamburguesas, entre encontrar tropezones o no encontrarlos, le pregunté si le resultaba agradable el rebozado con harina de espelta o prefería el pan rallado… eligió de los dos tamaños el que más se parecía a una hamburguesa, yo también y su padre se comió las alargadas tipo albóndiga porque a él le gusta la carne menos hecha. Mi intención es que aprenda a distinguir.
Ingredientes
- 500 gr. lomo de cerdo ibérico picado
- miga de pan remojada en leche y escurrida
- 100 gr. jamón picado
- 1 huevo
- sal
- perejil
Para la bechamel
- 1 cebolla tierna picada
- 1 chalota picada
- 1 cucharada sopera de harina
- 1/2 litro de leche
- aceite de oliva virgen
- sal
- nuez moscada
Preparación
Se sofríe la cebolla tierna y la chalota hasta que estén bien pochaditas, se añade la cucharada de harina, la sal y la nuez moscada. Por último se añade la leche y cuando empieza a hervir se baja el fuego y se deja cocer a fuego lento. Me gusta ir moviéndola para que no haga esa tela espesa por encima que luego puede dar lugar a dos texturas diferentes.
Mezclamos todos los ingredientes de las hamburguesas y le añadimos la bechamel que nos parezca sin dejar que la pasta quede demasiado blanda y se nos peguen en las manos.
Damos forma con el grosor que más nos guste, las rebozamos con un poco de harina de espelta y las freimos en abundante aceite.
Un detalle: a nadie se le ocurrió ir en busca del ketchup!
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