Un granizado tal cual, un sorbete no canónico en el que no se añade almíbar al vino. Esta receta permite un retiro honorable a esos restos de vino, a veces abundantes, que quedan en la botella tras una comida familiar.
Granizado de vino tinto
Ingredientes:
750 ml de vino de uva tinta tempranillo, crianza
200 g de azúcar
Con las anteriores cantidades, o guardando proporciones similares.
Elaboración:
Calentar ambos ingredientes juntos sin que lleguen a ebullición y diluir el azúcar removiendo. Atemperar. Verter en un recipiente hermético. Y congelar, no precisa removerlo posteriormente.
* Nota: sin especias ni aromas añadidos. Conserva todo su alcohol.
Manzana anisada
Ingredientes:
Manzanas, a voluntad
Azúcar
Semillas de anís, hinojo o alcaravea
(Para dos manzanas y para una pareja: dos cucharadas de azúcar, cuatro docenas de semillas.)
Elaboración: (con microondas)
Pelar, retirar las semillas y dividir en octavos las manzanas.
En un recipiente adecuado espolvorear las semillas de anís, sobre ellas colocar los octavos de manzana en círculo y sobre éstas el azúcar. Cubrir con film plástico.
Cocer en el horno de microondas. A media cocción voltear las manzanas. (Para dos manzanas, cinco minutos son suficientes.)
Presentación:
Hacer un círculo con los gajos de manzana, y en el centro aposentar una bola de granizado de vino tinto. O en una copa los gajos de manzana y el sorbete. Para cada uno de la pareja.
Comentarios:
De un granizado a otro granizado, de mosto a vino. Este granizado, que conserva los sabores muy marcados, puedes tomarlo solo o acompañado, como aperitivo, entre dos platos, o como postre, acompañando a frutas. También como refrescante refrigerio a cualquier hora del día, con moderación.
El mosto, según las enciclopedias, tiene entre un 15 y un 25% de azúcares. La intención, en esta receta con vino, es restituir una cantidad similar a la que se pierde durante la fermentación. Pero el vino conserva todo su alcohol, si quieres que se evapore, hay que calentarlo a partir de los 80º C., no es necesaria su ebullición, y perdería, en total, el % de vol. que figura en la etiqueta. Esto es la teoría.
También, hay que tener en cuenta que si hierves y evaporas un vino azucarado estás haciendo un almíbar.
Si te entretienes ante este granizado en una tarde de primavera, contemplando las irisaciones que acompañan a su intenso color violeta, si paladeas la textura de su cuerpo, si quedas embriagado con sus aromas, y los recuerdos te sitúan entre viñas, viñedos y majuelos… el granizado sufrirá una transformación, ante tus ojos aparecerá… un caldo, una sopa, ¿otra receta?. Esta transformación la presencié mientras me entretenía haciendo las fotos, y me decidí a hacer la sopa de vino tinto con cerezas y melocotón.
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