Las gambas al ajillo son un plato típico de Andalucía occidental, aunque a día de hoy la receta se ha popularizado y puede encontrarse en otros lugares de España. Su elaboración es muy rápida y sencilla, y el secreto está fundamentalmente en la selección de las gambas.
Las gambas que se utilizan normalmente son gambas blancas, a ser posible frescas y de tamaño pequeño. En algunos sitios se las conoce como gambas arroceras, ya que son las mismas que se emplean para preparar un arroz con marisco. Se pueden usar también gambas blancas congeladas en lugar de frescas, pero la diferencia se nota. Eso sí, no las uséis precocinadas o cocidas; para preparar este plato las gambas deben estar crudas.
Otro punto importante es no cocinarlas demasiado. Si cocinamos las gambas demasiado van a adquirir una textura gomosa, y cuando nos las metamos en la boca parecerá que estamos masticando corcho. La gamba debe quedar tierna y jugosa.
Y como último consejo, no olvidar servirlas bien calientes. Tradicionalmente este plato se prepara en una cazuela de cerámica, material con mucha inercia térmica, lo que permite que al retirarlas del fuego la salsa siga hirviendo y humeando durante aproximadamente medio minuto o incluso más. Servirlas preparadas en una cazuela, además de ser un deleite para la vista y el olfato, permite mantener el plato caliente por más tiempo. Lógicamente pueden prepararse en una sartén, pero no nos engañemos; pierde parte de su encanto.
INGREDIENTES (para 4 personas)
1/2 kg de gambas blancas frescas y pequeñas.
8 dientes de ajo.
4 guindillas secas.
aceite de oliva virgen extra.
sal marina fina.
PREPARACIÓN
Si las gambas son congeladas las metemos en agua hasta que se descongelen. Las pelamos y reservamos.
Picamos los dientes de ajo muy muy finos y reservamos junto a las guindillas que vayamos a usar.
Ponemos al fuego la cazuela de cerámica y añadimos un buen chorro de aceite de oliva virgen extra.
Cuando el aceite esté caliente añadimos el ajo picado y las guindillas.
Antes de que los ajos comiencen a dorarse, añadimos las gambas, una pizca de sal y removemos uno o dos minutos o hasta que las gambas estén hechas. No hay que cocinarlas demasiado ya que adquieren una textura gomosa.
Servir de inmediato en la propia cazoleta humeante mientras la salsa aún hierve.
Se comen acompañadas de pan para ir mojando y una cervecita bien fría.