Parece que suena raro eso de la calabaza para hacer unos buñuelos. De hecho, cuando estuve por primera vez en Las Fallas de Valencia y vi a los buñoleros vendiéndolos, me pareció que era algo incompatible con mis gustos, pero… en uno de los puestos, vi cómo los trabajaban y me pareció que no podían estar demasiado malos. Los probé con cierto reparo, pedí un chocolate, y me comí una docena yo solo.
Más adelante descubrí que, en Valencia, no hay fiesta mayor que no se celebre con este tipo de buñuelos y, claro, desde entonces, me apunto a todos los eventos, por tontos que parezcan, y me pongo hasta el gorro de buñuelos.
La cosa es que no parecen nada fáciles de hacer, al menos, a priori. Sin embargo, si te animas, te das cuenta de que no son tan complicados. Vamos con la receta y, por supuesto, no nos olvidemos del chocolate para acompañar.
Ingredientes
- 250 gr de harina
- 25 gr de levadura fresca prensada
- 1 sobre de gaseosa sódica
- 1 rodaja de calabaza
- 100 gr de azúcar
- Sal
- Aceite de oliva virgen extra suave o de girasol
Preparación
En primer lugar, pelamos la rodaja de calabaza, le quitamos los pipos, si los tuviere, y la cortamos para echarla en una cazuela con agua.
Mientras va cociendo y ablandándose, ponemos la levadura en un vasito de agua templada y la disolvemos bien. Ponemos la harina en un bol y la amasamos con el agua del vaso. Añadimos el sobre de gaseosa, una pizca de sal y seguimos amasando hasta conseguir una masa dura.
Una vez que la calabaza esté blanda, la removemos bien para que se convierta en un puré compacto, le añadimos el azúcar y seguimos amasando para que se incorpore bien. Ahora mezclamos esta pasta con la masa de harina y amasamos con las dos manos para que se compacte todo junto. El resultado debe ser una masa apretada, pero manejable.
Dejamos esa masa en el bol tapada con un paño de cocina a temperatura ambiente durante un par de horas, más o menos, y comprobaremos al destaparla que ha crecido hasta más del doble.
Ponemos bastante aceite en una sartén y esperamos a que se caliente bien para ir haciendo unas bolitas con ambas manos, un agujero en el centro con nuestros dedos índice y pulgar y los freímos al gusto, es decir, hasta que queden tostaditos. (Este paso se puede dar con una cuchara. No se hace agujerito en el centro, pero es más sencillo si los queremos recubrir de chocolate para que duren más)
Por último, los vamos echando en un plato con azúcar para recubrirlos bien. Así están para chuparse los dedos, pero mojaditos en chocolate espesito son algo celestial.
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