La hamburguesa Whopper, la estrella de la multinacional Burguer King, ha sido durante muchos años el producto más exitoso de la multinacional norteamericana. El tamaño del pan de la hamburguesa Whopper es grande, con semillas de sésamo y viene preparada con pepinillo, tomate, lechuga, ketchup y mayonesa de aspecto en principio bastante frescos.
A diferencia de Mc Donalds, en el que la carne se cocina sobre una placa de acero inoxidable, la carne en Burguer King, cocina la carne cruda a través de una flama de gas directa, llamada broiler. Si abrimos la hamburguesa y examinamos detenidamente el “filete 100% carne de vacuno español”, tal y como dicen en la su página web, donde por cierto no se especifica qué empresa es la que le sirve la carne, ésta tiene cuanto menos un aspecto extraño. No pienses que vas a encontrar carne recién picada de la carnicería. El filete está muy prensado y la carne parece cartón mojado de color marrón oscuro, y no es raro ver cómo recalientan la carne en el microondas cuando iban saturados de pedidos.
El sabor de esta hamburguesa es muy característico. Podríamos decir que hay mil hamburguesas de carne, mil hamburguesas de pollo, pero sólo hay una hamburguesa Whopper. Todo esto es para bien y para mal. Para bien porque la hamburguesa al fin y al cabo es muy grande y muy apetitosa. Y para mal porque la Whopper es un “producto” de consumo, diseñado desde su concepción hasta sus sabores para que todo sea rentable.
Conclusión
En definitiva, la Whopper es barata, la sirven muy rápido, en apenas 2 minutos, y es bastante grande y apetitosa. Pero Whopper también es un producto de poca calidad, con gran aporte calórico y que fomenta un tipo de establecimientos y puestos de empleo poco beneficiosos para la sociedad.
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