Corría 1939 cuando Antonio Rodilla, padre del actual presidente, se estableció en la capital para abrir las puertas en la céntrica plaza de Callao, del primer establecimiento que abanderaría el fast food español. Dedicado principalmente a la repostería, Rodilla pretendió innovar su oferta a principios de los cuarenta con el sandwich de fiambre, salvando los obstáculos de una época marcada por el racionamiento. Ante la dificultad para encontrar un proveedor de pan de molde de calidad, Rodilla decidió poner las manos en la masa y elaborar su propio pan, conocido entonces como pan inglés.
Al emparedado de fiambre, se unió el de paté y, posteriormente, el de ensaladilla, el más irresistible para el cliente que pisa los establecimientos de la cadena. De hecho, uno de cada cuatro sandwiches que se consumen en las tiendas de Rodilla constan de este relleno.
Fuente: Diario El Mundo / Nueva Economía
Los sandwich de Rodilla son a mi entender un clásico de la comida rápida y saludable. Una compañía hecha a sí misma que lleva vendiendo sandwiches y apostando por la comida rápida desde 1939. Más de 60 años han dado para mucho, para descubrir recetas y sabores sublimes.
Si he de ser sincero tengo que confesaros que la primera vez que entré en un restaurante Rodilla aquello me pareció poco más o menos que el “timo de la estampita”. ¡Vendían mitades de sandwiches a 125 pesetas!, por poco más de 6 sandwiches teníamos un menú del día en cualquier otro restaurante. Mi ceguera se rompió afortunadamente el día que empecé a probar los sandwiches.
El de tomate y queso batido me parece un sabor redondo, aunque quizás no apto para los estómagos más débiles. El de ensaladilla todo un clásico, el de cocktail de mar es muy apetecible. No olvidemos el de gambas, todo un lujo para el paladar. Y tampoco vamos a dejar atrás el delicioso sandwich de bacon y huevo.
Tan sólo encuentro un “punto negro” a Rodilla. Los fritos no están a la altura que pudieran estar, me explico. Cuando una croqueta o una empanadilla de La Cocinera se fríen en aceite “rancio” y se sirven frías y por el precio de un euro la unidad, más o menos te sientes estafado. Por cierto y que no se me olvide, los sandwiches calientes de rodilla no tienen nada que ver con los fríos y a mi modo de entender son mucho más caros y menos apetecibles que cualquiera de los fríos. Además los calientan en máquinas plancha y se enfrían al minuto de haberlos pedido…
En fin os aconsejo probar todos y cada uno de los sabores de los sandwiches fríos del Rodilla, mascar poco a poco y probar el sabor de cada uno de ellos. ¿Que te quedas con hambre? Bueno pues te vas al Burguer King y te pides una doble whopper, pero no me negarás que los sabores de Rodilla son únicos en el universo…al menos el de la comida rápida.
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