He hecho pequeñas variaciones a la receta para adaptarla a nuestro mercado, ya que algunos de los ingredientes son difíciles de encontrar, si no tienes una tienda de productos asiáticos cerca.
Ingredientes:
– 200 g de muslo de pollo (o pechuga)
– sal
– 1 cucharada de sake (si no tenemos, lo podemos sustituir por un poco de vino blanco poco ácido o agua)
– 3 cucharadas de maicena (en la versión original es harina de patata)
– aceite para freir
Para la salsa de limón:
– 5 cucharadas de azúcar
– 3 cucharadas de zumo de limón
– 2 cucharadas de vinagre de arroz (o vinagre de vino o de manzana)
– 3 cucharadas de agua
– 1 cucharadita de maicena
Preparación:
Si optamos por los muslos de pollo, le haremos unos cortes en las partes más gruesas de la carne. Si optamos por la pechuga, haremos lo mismo si los filetes son gruesos, si son más finos, no hace falta.
Colocamos el pollo en un plato y lo sazonamos con la sal y el sake. Y los dejamos en reposo durante 10 minutos aprox. para que coja sabor.
Mientras, vamos a preparar la salsa.
En un bol ponemos 5 cucharadas de azúcar, 3 de agua, 2 de vinagre de arroz y 3 de zumo de limón. Añadimos una cucharada de maicena y mezclamos bien.
Una vez pasados los 10 minutos, rebozamos los trozos de pollo en la maicena. Los reservamos. (Este rebozado es muy ligero, si lo preferís, se puede hacer un empanado, con harina, huevo y pan rallado, aunque este absorverá mucho más aceite que el que se hace con maicena).
En una sartén honda ponemos aceite a calentar. Ponemos la carne en la sartén y la freimos. Cuando esté bien hecha, la colocamos en una fuente con papel de cocina para que absorba el exceso de aceite.
En otra sartén, echamos los ingredientes de la salsa y la calentamos a fuego medio. Sin dejar de remover, lo retiraremos del fuego cuando el líquido se espese.
Cubrimos el pollo con la salsa y servimos.