Panna cotta de vainilla con coulis de fresa

Esta receta es lo más parecido que he visto a la "teta de novicia", tanto por su textura como por su sabor. Es muy sencilla de elaborar y nos transporta al corazón de Italia. No dejéis de visitar mi blog: cocinantiestres.blogspot.com

Panna cotta, en italiano, quiere decir nata cocida, así es que nuestro postre, que en español se puede encontrar con el nombre de panacota, no es otra cosa que eso: nata cocida. Así, a bote pronto parece que vamos a preparar un postrecito cargado de colesterol y grasa… Pues sí; eso es lo que vamos a hacer.

No es un postre para comer todos los días, pero el que toque, lo vamos a disfrutar de lo lindo, porque está exquisito. Además, lo podemos presentar como queramos: con caramelo, chocolate, café… Nosotros nos hemos decantado por un coulis de fresa, que le aporta un toque delicioso.

Para no equivocarnos con las cantidades precisas, lo mejor que podemos hacer es coger un molde y calcular la cantidad de nata que vamos a necesitar para cuatro, cinco, o seis personas. Pero lo normal para cuatro, en función del tamaño del molde, que suelen ser de 75 a 100 cl. Es de entre 300 a 400 cl. De nata.

Ingredientes 

Para la panacota

  • 400 cl. De nata para montar.
  • 4 cucharadas de azúcar vainillado.
  • 1 sobre de gelatina neutra (puede valer una lámina de cola de pescado, o agar-agar)

 Para el coulis

  • 100 gr. de fresón o fresas.
  • 50 gr. de azúcar
  • 1 vasito de agua

Preparación

En primer lugar cogemos el sobre de gelatina y lo ponemos en un bol con un vaso de agua fría para que se diluya. Es importante que el agua esté fría, porque si no, no se diluye como es debido.

Entre tanto, ponemos la nata y el azúcar vainillado en un cazo y lo ponemos al fuego, removiendo de vez en cuando para que el azúcar se incorpore a la nata. Una vez que esté a punto de hervir, lo removemos separándolo del fuego para que no acabe de entrar en ebullición.

El azúcar vainillado lo podemos comprar en cualquier supermercado, pero es muy fácil de hacer en casa y tiene muchas utilidades, por ejemplo, para hacer cebolla confitada. Basta con poner un par de bayas de vainilla partidas en dos o tres trozos en un tarro junto con el azúcar y dejando que trabaje él solo durante una o dos semanas.

Un par de minutos después de que hayamos apagado el fuego, vertemos la gelatina disuelta y removemos bien para que se incorpore a la nata, y la dejamos que se enfríe un poquito.

Entre tanto, podemos elaborar el coulis de fresa, para lo cual, lo primero que haremos será poner el azúcar junto con el agua al fuego para que se haga un almíbar muy ligero. Mientras se va haciendo, limpiamos las fresas o fresones y los batimos. Cuando veamos que el almíbar esté a nuestro gusto, lo vertemos sobre las fresas y removemos bien, o volvemos a batirlo todo junto.

Coulis es una palabra francesa que en español viene a ser algo así como colado, por lo que el último paso de nuestra receta es pasar nuestro producto por un colador para que quede una especie de puré muy fino y ligero.

La terminación del postre consiste en verter la panacota en los moldes y dejar que se enfríe en la nevera, y a la hora de servir, poner un poquito de coulis sobre los flanes y decorar con otro poco, poniendo al final un hojita de menta sobre nuestro plato.

El desmoldado es importante porque si utilizamos el procedimiento habitual de pasar un cuchillo alrededor del molde, es posible que lo deformemos. Lo ideal es sacarlos de la nevera un ratito antes y dejar que la parte exterior se disuelva. Así, con un pequeño golpecito, saldrá sin problemas y, además, tendrá una textura mucho más agradable al paladar.

Esta receta y muchas más aparece en mi libro: Psicología en la Cocina. Ed. Cydonia