Desayunar con churros es una de las tradiciones gastronómicas más antiguas, tanto se acompañen con un espeso y sabroso chocolate a la taza, o bien de un café con leche. Recuerdo a mi abuela haciéndolos, menuda experta. Llenaba la churrera con la masa y según iba saliendo, los cortaba más o menos del mismo tamaño, y directos a la sartén. Los primeros en salir, crujientes y calentitos, jamás llegaban a la mesa. Siempre andaba yo por le medio, y esos siempre eran para mi.
Hoy día, al menos en mi familia y supongo que como en muchas otras, sigue la tradición de tomarse el chocolate con churros el día 1 de enero, después de acabar el año. Aunque para tomarse un chocolatito con churros, no hacen falta días especiales ¿verdad?.
Ingredientes
- 1/2 kg de harina
- aceite de oliva
- 1 lt de agua
- 1/2 cucharadita de sal
- azúcar
Preparación
– Pon a hervir el agua con el sal, y una vez llegue a ebullición echa la harina.
– Con una cuchara de madera remueve rápido, hasta que se desprenda la harina del cazo.
– Una vez se desprenda, aparta del fuego y sigue removiendo enérgicamente, hasta que consigas una masa compacta.
– Calienta aceite abundante en una sartén.
– Mete la masa en una churrera, o en caso de no tenerla, en una manga pastelera, y corta tiras del tamaño que desees. Frielos y una vez doraditos, colócalos en una fuente, espolvoreando azúcar por encima. Sirve calientes.
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