PECADO DE CHOCOLATE Y NUECES

Se podrían llamar magdalenas de chocolate pero sería injusto, demasiado vulgar para esta delicia. Como se dice “todo lo bueno es pecado”, sin duda alguna Pecado de Chocolate es un nombre bastante acertado.

Hoy vamos a trabajar un poco más de lo que les tengo acostumbrados pero, les aseguro a los adictos al chocolate que merecerá la pena.

Sacamos la rejilla del horno y sobre ella vamos disponiendo los envoltorios de papel de toda la vida, que servirán de moldes a las magdalenas.

Precalentamos el horno a 200º.

En un bol bien grande ponemos 265 gramos de harina de fuerza, 4 cucharadas de harina de repostería, medio sobre de levadura tipo Royal,  3 cucharadas de cacao en polvo, 100 gramos de nueces troceadas y 125 gramos de trocitos grandes de chocolate negro. Mezclamos todo muy muy bien con una cuchara normal de acero.

Ahora por otro  lado pesamos (yo lo hago con una jarra medidora) 165 gramos de azúcar y lo reservamos en un bol grandote de desayuno. Añadimos 150 de aceite de girasol y mezclamos con una cuchara lo mejor que podamos, no se llegará a disolver el azúcar, tampoco importa.

Y por último en otro bol (sí, lo sé, llevamos tres, nos tocará limpiar más de la cuenta, pero si me creen y sé que son muchos los que me siguen,verán que vale la pena) mezclamos dos huevos con 170 gramos de leche.

Ahora en el superbol, el más grande de los tres donde tenemos la harina y demás hacemos un hoyito como un volcán y ponemos en él el aceite con el azúcar e inmediatamente los huevos con la leche. Se saldrá todo del agujero y parecerá que lo hicimos para nada pero tampoco importa, esto que les digo ahora si que importa, vamos a coger una cuchara sopera normal y corriente para mezclarlo todo pero lo vamos a hacer metiendo la cuchara en el fondo y levantándola, nada de remover  como toda la vida y nada de varillas. No lo mezclaremos todo perfecto conque el color de la harina se vaya es suficiente. La textura ha de quedar con grumitos ¿qué raro verdad?, pues nada, es así y además tiene que ser así porque si no las magdalenas quedarán chiclosas.

Rellenamos los moldes de papel hasta tres cuartos de su capacidad con ayuda de dos cucharas, una ayuda a bajar la masa de la otra porque no va a ser líquida ni mucho menos.

Introducimos la rejilla a mitad de altura del horno y tendremos nuestro pecadito allí durante 18 minutos. Si pinchamos un palillo en el centro de una de las magdalenas y sale limpio habremos cumplido. Habrá invadido nuestra casa un delicioso y evocador olor a pastelería y a amor, porque estas magdalenas llevan mucho de ello aunque no esté entre los ingredientes.