El botellón es un es un acto social en el cual gente joven se reúne en un parque o lugar público con los amigos para compartir conversación, buen ambiente y bebidas hasta altas horas de la madrugada. Hoy por hoy es difícil encontrar en las grandes ciudades una forma más barata y entretenida de pasar un fin de semana sin humos, sin garrafón (bebida adulterada), sin música infame y por un módico precio.
Según las autoridades el botellón es un “gravísimo problema de salud pública”. Y en esto estoy totalmente de acuerdo. Pero, ¿no es acaso también un gravísimo problema de salud pública que casi un 80% de las discotecas o pubs nocturnos de la capital vendan alcohol adulterado?, ¿Qué pasa con esta gente que nos envenena cada fin de semana para hacer caja?, ¿Miramos hacia otro lado y reducimos el botellón policialmente?, ¿O tratamos el problema de raíz y analizamos punto por punto los factores que favorecen el botellón en la juventud española?
Es muy curioso ver el sesgo que los diferentes medios de comunicación muestran cuando tratan el tema botellón. Todos caen en el tópico. Incluso he llegado a leer (a duras penas y sobre el hombro de un viajero del autobús que me lleva al trabajo) que han inventado un aparato emisor de pitidos que ahuyenta a los jóvenes que practiquen el botellón y el artículo resaltaba que funciona como el aparato de defensa que existe para los perros. Muy triste que un medio de comunicación trate el tema de esta forma, incluso despectiva para los lectores que como yo, en algún momento de su vida han hecho botellón de forma cívica y no se consideran “perros”.
Sin embargo extiendo mis más sinceras felicitaciones al diario gratuito “20 Minutos”, que en todo momento han tratado el botellón de la manera más aséptica posible, recogiendo informaciones y no manipulando, como han hecho la mayoría.
En estos momentos, cuando en internet se está hablando de web2.0, la revolución en donde el usuario crea el contenido y se comunica activamente mediante todas las herramientas que tiene a su alcance, me viene a la cabeza que no sólo en internet se está viviendo una revolución, sino también en muchos ámbitos de la vida cotidiana. Saber manejar una crisis en una compañía como McDonalds no difiere demasiado de saber manejar una “crisis” social como la del botellón.
Y esto, señores políticos, no se hace con policía, ni con represión, sino con un análisis severo y profundo del fenómeno con soluciones propuestas y orientadas a un gran debate. No se trata de dirigir el ocio de sus jóvenes, sino de proponerlo.
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