Ahorrar en la cesta de la compra a la vez que se come más sano es muy fácil si preparamos nuestro propio pan. La receta que os propongo, además de rápida, es muy sencilla de hacer y os permite tener siempre panecillos recién hechos. Lo mejor de todo es el toque escandinavo, ya que me he inspirado en la cocina danesa para prepararla. Espero que os guste mucho, ya me contaréis.
Para veinte panecillos necesitaréis los siguientes ingredientes:
- 7 decilitros y medio de agua
- 20g de levadura de panadería
- 3 cucharaditas de sal
- 3 cucharaditas de aceite de oliva
- 250g de avena
- 650 g de harina integral
- 100g de nueces / avellanas/ pipas
- 1 huevo
Preparación
Lo primero de todo es mezclar en un recipiente grande el agua y la levadura de panadería. Cuando se deshaga la levadura, añadir la sal y el aceite.
Un par de vueltas y a continuación añadimos la avena y poco a poco incorporamos la harina.
Por último el fruto seco que hayáis elegido: nueces, avellanas o pipas.
El más versátil son las pipas, con las nueces obtendréis unos bollitos muy saciantes y con avellanas también salen riquísimos, sobre todo para tomar con algo dulce o con un cafecito.
Si optáis por las nueces o las avellanas, no las pongáis enteras, os recomiendo que las partáis en trocitos. Las avellanas son un poco más complicadas de cortar, así que si queréis emplearlas para hacer vuestros panecillos tenedlo previsto desde una hora antes para dejarlas en remojo ese tiempo antes de cortarlas en rodajitas.
Cuando la mezcla se vea homogénea, podéis cubrir el recipiente con papel de film y dejarlo reposar al menos 6 horas en el frigorífico.
Pasado ese periodo preparáis dos bandejas cubiertas con papel de horno y con las manos enharinadas (para evitar que se os pegue la masa) vais preparando los 20 bollitos. No los dejéis muy juntos, porque con el calor crecerán un poco más.
Cuando estén listos, se corta una rajita en la parte superior de cada uno. Se pintan con huevo y se decoran con un poquito de avena o pipas, al gusto.
Ya están casi terminados, sólo falta dejarlos reposar 1 horas cubiertos por un paño de lino o de algodón, tras lo cual se pueden meter al horno 20 minutos a 200ºC.
¡Qué pinta tienen! Y qué bien huele toda la cocina. Eso es señal de que ya los podéis sacar y dejar que se enfríen, alejados de corrientes de aire.
Se pueden congelar o guardar en la nevera. Yo los congelo y cuando los voy a comer los saco y los caliento 15 minutos en el horno a 160ºC.
Espero que os salgan riquísimos!!!!!