En 150 mililítiros de agua templada disolvemos 25 gramos de levadura fresca (la mía del Mercadona ¿qué raro no?), añadimos media cucharilla de postre de sal, menos de ázúcar, una cucharada de aceite y 250 de harina simple. Bueno, la harina puede ser perfectamente a ojo, la idea es amasarlo todo con las manos y echar harina hasta que no se nos pegue.
Una apreciación si no tenemos levadura fresca y sí de la química, lo haremos igual pero sin necesitad de dejar reposar la masa, porque la química actúa con el calor y para eso ya tiene el horno.
Yo lo hice todo dentro de un bol grande, dejé la masa hecha una bola y la tapé con un paño de cocina para que doblara su volumen, tardó una hora.
Pasado este tiempo se amasa de nuevo, y es posible que haya que añadir algo más de harina si se nos vuelve a pegar.
Extendemos la masa con el rodillo hasta dejarla finita.
Cubrimos con tomate triturado al que le hemos añadido ajo machacado y un poco de sal.
Encima ponemos queso mozarella, jamón picadito y champiñones laminados y metemos la pizza en el horno precalentado sólo con el fuego de la parte de abajo y con la pizza sobre la bandeja (no sobre la rejilla) y puesta en la posición más baja, durante 15-20 minutos a 200º.
¡Buon appetito!.
Recetas relacionadas:









