Pan de leche casero

Pan de leche con miel, pan de leche con Nocilla, pan de leche con mantequilla y azúcar: estos panecillos están buenos de todas formas, así que si tenéis un ratito y un poco de harina, coged el delantal y os explico cómo hacerlos en casa.

Me encantan los fines de semana porque puedo explayarme desayunando durante dos horas (sin exagerar nada, ¿eh?) mientras leo la prensa en papel, no en internet como suelo hacer de lunes a viernes.

Pero lo mejor de los desayunos de domingo es que suelo darme un homenaje con el pan de leche casero: qué rico!!! Me gusta solo, con mermelada, con miel, con mantequilla y un poco tostadito… Cuando me sobra alguno no pasa de la tarde, a eso de las cinco, que suele caer relleno de Nocilla (mmmmmmmmmmhhhh!). Prepararlo en casa es muy fácil y os voy a explicar cómo lo hago yo.

Sólo necesitaremos dos horas libres, más o menos (incluyendo los tiempos de reposo de la masa), y los siguientes ingredientes:

  • 550 g de harina
  • 250ml de leche
  • 50g mantequilla
  • 75g azúcar
  • 1 huevo
  • 40 g de levadura prensada fresca de panadería (el tamaño de una nuez más o menos)

Comenzamos sacando la mantequilla de la nevera y poniendo la leche a calentar. Al mismo tiempo, llenamos un bol con la harina necesaria en forma de volcán. Esta forma nos ayudará a  conseguir una mejor cohesión entre los distintos ingredientes a la hora de mezclarlos.

Cuando la leche comience a calentarse, pero sin que haya llegado a hervir, la verteremos sobre la harina. Al mismo tiempo tendremos que incorporar la mantequilla, el azúcar y la levadura.

Con paciencia y sin pausa vamos trabajando la masa de forma que se mezcle todo poco a poco.

Cuando veamos que los ingredientes ya están mezclados seguiremos amasando hasta conseguir una masa lisa que no quede pegajosa. Esta parte es la más complicada, porque sí que queda pegajosa, pero eso sólo significa que aún nos falta un poquito más de trabajo manual. Venga ese golpe de muñeca que después tendrá su recompensa!

Cuando ya esté la masa lista la dejaremos reposar durante media hora.

Pasado este tiempo, dividiremos la masa en porciones y les daremos la forma que queramos que los panecillos tengan. Podemos elegir si queremos hacerlos más redonditos o más alargaditos, o si queremos que tengan una forma más rústica. También podemos darles unos cortes en la parte superior o dejarlos lisos. Cada cual que les dé su propio toque (yo los he dejado lisos y redonditos).

Ya sólo nos queda pintar la superficie de los panecillos con una mezcla de agua y huevo y dejarlos tal cual están sobre la bandeja del horno hasta que doblen su volumen. Este proceso puede alargarse unos tres cuartos de hora aproximadamente y es importante respetarlo. Es preferible que el lugar elegido esté libre de corrientes de aire, porque si las hubiera impedirían el aumento de volumen.

Precalentamos el horno a 220ºC.

Introducimos los panecillos en el horno durante entre 15 y 30 minutos (dependiendo del tamaño del panecillo y del tipo de horno).

Disfrutamos de ver cómo van quedando cada vez más apetecibles y cinco minutos antes de que se cumpla el tiempo de sacarlos del horno los pintamos con leche con azúcar. Y listos para vuestros mejores desayunos.